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“Ayúdame, ayúdame, quiero vivir”, fueron las últimas palabras de la escolar asesinada en Piura

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“Ayúdame, ayúdame, quiero vivir”, fueron las últimas palabras que dijo la quinceañera Jennifer A.L. cuando era trasladada al Hospital de Apoyo II de Sullana, donde lamentablemente la noche del domingo perdió la vida tras luchar por sobrevivir durante cinco días.

Súplica

Así lo reveló su desconsolada madre, Zenaida López Orozco, quien mencionó que el enfermero que la auxilió y trasladó al hospital se lo comentó.

“El enfermero que la auxilió llegó a mi casa y me contó que mi hija aún consciente le dijo: Ayúdame, ayúdame, quiero vivir. Mi hija al hospital llegó más muerta que viva e incluso le colocó su polo en la cabeza porque se desangraba. Pobrecita mi hija quería vivir más. Yo tenía una fe ciega que iba a regresar a la casa”, recordó y lloró al mirar la foto de su hija, quien además era su amiga fiel.

Zenaida agregó que todos los días ingresaba a verla y mientras le acariciaba su rostro le decía: “Hijita levántate, yo te espero en casa porque Dios hará un milagro contigo, pero no fue así (…), hasta ahora no asimilo que mi hija esté muerta y pienso que es una pesadilla”.

Con firmeza, exigió a la Policía, Fiscalía y Poder Judicial justicia para la mayor de sus cuatro hijos.

“Quiero justicia para mi hija y su crimen no quede impune, no es justo que mi hija de 15 años ahora esté muerta, solo por resistirse al robo de su celular. Este delincuente, así sea menor de edad, tiene que pagar por su muerte, ya no me la devolverán, pero que pague”, afirmó llorando.

Recordó que ella quería estudiar cosmetología y viajar a Italia. “Le han truncado su vida, quería estudiar e irse a Italia donde tiene una tía, pero lamentablemente sus sueños se truncaron por la delincuencia. Quería viajar para ayudarme a mí y a sus hermanos, buscar un mejor futuro”.

Su hija cursaba el tercer año de secundaria y el trágico día, no quería ir al colegio porque tenía malestares, ya que se vacunó contra el COVID-19. “Me dijo mami ya vengo y nunca llegó”.

“Estamos con el corazón roto y solo pedimos que se haga justicia. Mi Jennifer era una niña alegre, cariñosa y amorosa”, agregó su tía Nelly.

 

 

FUENTE:DIARIO EL CORREO

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